Censura insuficiente al servicio de la débil represión

No sé qué pasó,creí haberlo puesto en hora para que sonara pero al parecer no fue así.Me despertó,me sacó de mi estado de pseudo-stand by y tuve que apretar la marcha para llegar a tiempo.Entre la búsqueda de jeans,remeras,zapatillas,sweaters y la bandolera intentaba recordar lo que había pasado.Estaba un poco cansada del mismo y burdo procedimiento de la autoconversación y salvación que tenía el ser al tratar de teñir y cubrir a la desteñidas raices con un manto negro y aquí no ha pasado nada.Según quienes apoyaban esta teoría era algo bueno,es decir ¿Por qué someter a la mente a tales infiernos personales? ¿Por qué no protegerla aunque sea un par de horar? Y he ahí mi eterna discución con aquellos: Promueven la protección contra una temporada de un par de horas en el infierno del ser,pero ¿no es acaso la rutina y el día a día un infierno completamente más extenso,más duro y que,a diferencia del otro,no tiene fin ni un principio esclarecido? Pero lo que ustedes llaman infierno suele ser a veces el paraiso más maravilloso al cual el mismo ser se aferra con tanta fuerza que no importa qué tanto poder pueda ejercer su parte represiva y las infinidades de mantos negros que se formen e intenten revolver y borrar la memoria una y mil veces;La piel y lo más primario vuelve a sentirlo como quien en invierno recuerda que alguna vez sintió un rayo de sol dándole calor aunque este no esté ahí,pero el calor se siente de igual manera por una fracción de segundo o más aún hasta recordar al sol integramente.

Otra mañana lluviosa en la ciudad gris,ya me es indiferente.Subir a la torpe carroza motorizada y emprender camino al sistema institucional al son del mejor apoyo moral que se me pueda ocurrir a aquellas horas de la mañana.De nuevo la sensación,interrumpo la terapia privada y me pongo a revolver y unir piezas del desmembrado rompecabezas a ver qué logro encontrar...hueso difícil de roer,me da pelea y no quiere salir por mucho que forcejee.La sensación se repite como un disco rayado,como si alguien se aferrada a mi espalda y cintura tratando de que me de la vuelta y vea quién es más allá de sentirle.Soy una estatua petrificada y móvil y me sigue abrazando y a aquelllo se le agrega un bosque épico o un conjunto de árboles.Mi mente ahora es una casa antigua y desordenada en la cual intento encontrar diminutos eslabones y en vez de eso,solo encuentro partes de ellos.Pronto me cansaré de la búsqueda,otro pendiente más en mi cabeza y es hora de bajarme de la carroza y temerosamente caminar sobre suelos mojados y resignarme a la jornada.

-Blamberose