Extraña felicidad

...Es curioso como a veces las cosas de alguna forma salida del aire se terminan dando vuelta.Me siento como cuando el querido por pocos y odiado por tantos,Don Quijote argumentó luego de su estúpida caida,que los presuntos gigantes habían sido convertidos en molinos de viento por el mismo malandrín y hechicero que le había robado su aposento donde se encontraban aquellos libros,que le habían trasnacionalizado a un mundo de fantasía que tenían por escenario la pura y hostil realidad.Pero yo estoy peor,yo no tengo a quien adjudicarle la culpa salvo a la memoria que nunca se termina,a los factores externos que la traen de regreso a casa y los corsarios que le andan dandole vueltas a la isla con sus espejos de altamar.

Fue pasearme bajo el sol sin pensar nada de nada porque los domingos uno no tiene por qué pensar en algo (pero hay quienes no piensan en nada nunca).En el frío,que todo lo adormece pero al mismo tiempo le tienta a uno mandarse al acecho por un poco de calor,vino a posarse sobre mi espalda un poco de palidecido sol trayendo con él empañadas imágenes del floreado esplendor que de a poco tomaban forma y un poco más de vida.En esa fracción de segundo todo tuvo otro gusto,todo dejo de ser todo como yo lo conozco sinó que pasó a ser un todo más propio de mi imaginación pero no alejándose tanto de la realidad.Tanto así que arrimé una sonrisa a la completa nada y me pareció que me la devolvía en aquel preciso instante en que el planeta se detuvo por completo.

Pasado el eclipse el mundo volvió a andar y yo estaba a metros de mi destino.Es gracioso la forma en que la estructura que tomo tanto construir es tirada abajo al punto de paralizar al mundo en una fracción de segundo.Deben ser éstos los pequeños placeres que la rutina nos brinda y a los cuales la ciudad gris hace una reverencia sencilla pero adecuada.

-Blamberose Ov Shadydowns