sábado, enero 19, 2008

Adios al monstruo


Después de derramarme y levantarme, me dirigí hacia la puerta. El monstruo no se percató de mi salida (ni tampoco de mi entrada o estadía). No le dije nada, porque ya había dicho demasiado porque soy yo quien hace toda la conversación, quien tira de los hilos y quien termina arreglándose para salir por la puerta, la ventana o tal vez el techo. Mi ángel salvador lleva mi nombre, mi cara y mi todo...soy yo siendo mi propia coraza y el arma contra el mundo.
Bajé las escaleras, me escurrí entre la oscuridad y me hice sombra en el dulce regazo de la luz. Ya nadie me miraba con chismosa curiosidad ni tampoco nadie me hacía preguntas. Tal vez se preguntarían si habré desollado al monstruo y algunos más malevolentes se preguntarían si había dejado algo de él. Miré fijamente sus ojos curiosos y burlones y les dediqué una sonrisa serena; "El cancer, el monstruo, el ídolo, la criatura es ahora vuestra. Descansa plácidamente en su recámara y tal vez querrá algún agasajo por la noche; No lo sé."
No se hicieron comentarios, tal vez alguna sonrisa triunfal (incluso antes de su autodestrucción algunos sonríen, que actitud más envidiable...inutilmente envidiable) y alguna reverencia para quien ya se iba. No lo sé, no me importó.
Abrí las puertas,el sol me invadía la cara y el frío de la mañana me abrazaba tiernamente. Hubiese sido desgarrador para cualquiera, pero no para mi porque ya no había qué desgarrar. Caminé a paso normal por entre el camino de piedra, mi cabeza era un mar de pensamientos distantes y distintos. No me sentía mal ni tampoco mi cuerpo estaba en extasis. Estaba sobría y caminando sobre un suelo neutro y ya no existían campos minados ni adentro ni afuera, no habían gritos de guerra, heridas por sangrar, hermanos por llorar ni esperanzas por expresar en la mañana de ua guerra. El mundo estaba tranquilo, tal vez se encontraba sumido en un sueño profundo y sin soñar.
Un grupo de pasos agitados se batían tras de mi. Alguien gritaba mi nombre y yo sabía quién era ese alguien y yo seguía caminando. Los gritos siguieron, las preguntas también y decidí parar mi marcha. Igualmente seguía de espaldas.
-¿ A dónde vas? preguntó encolerizado y ofendido
- A casa.
- ¿Por qué?
- Porque lo que tenía que hacer ya se terminó y no quiero hacer más, tal vez me esté poniendo vieja y menos inocente, no sé, pero el hogar me va a sentar bien.
- ¿Y dónde queda dicho lugar?
- No lo sé. En el mundo, eso es seguro.
Seguí caminando. No dijo nada, nunca dijo nada ¿por qué diría algo ahora? Quiso formular una oración pero yo ya me encontraba lejos y nuevamente inmersa en mi mar personal. Ahora me iría a vagar por el mundo, la idea me excitaba: Ir por el mundo, que nadie supiera mi nombre (incluso inventarme uno!) que nadie preguntara ni osara a preguntar para usar eso en mi contra. Nada. El mundo me recibiría con sus brazos abiertos. Eran brazos hostiles, pero su alma era la demencia y los milagros mezclados como una baraja dispuesta a repartirse entre los jugadores. Y yo era uno de aquellos jugadores. Quien sabe, tal vez ganaría la partida...mientras el minúsculo monstruo me observaba desde su recóndito rincón tal vez regordeandose porque en alguna ocasión caminé cerca suyo, pero nunca con él.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es bueno cuando de algo asi se puede sacar algo hermoso.
Es extraño volverte a postear jeje
Te ves al rato :P
Saludos!

lola dijo...

me quedo con "-¿ A dónde vas? preguntó encolerizado y ofendido
- A casa."
y con.. "El mundo me recibiría con sus brazos abiertos. Eran brazos hostiles, pero su alma era la demencia y los milagros mezclados como una baraja dispuesta a repartirse entre los jugadores. Y yo era uno de aquellos jugadores."

nada como extraer..puedo ser muy arbitraria en mis elecciones.

besotes personita
por el ultimo finde sin tocar un libro de estudio.

- i don´t care about my sins i just want to get drunk and party!!
(te lo robe jeje)

he dicho.