jueves, enero 24, 2008

La burguesa visita al príncipe

Frío en la ciudad. Mis pies parecerían deslizarse torpemente entre paso y paso. Hay un poco de niebla que antes me parecía un poco atípica, pero ahora me es normal como el sol opaco, los cielos impersonales y el azul celeste cubierto de polvo.
Me gustan estas calles, me recuerdan un pasado amable y comfortable y alientan a un futuro cercano de la misma calidad (o al menos eso me propongo). La gente me mira y me ignora y yo los miro pero no los ignoro (tal vez esa sea mi eterna diferencia). La luz me invita a cruzar la última calle, doblo atravesando un tramo escondido entre árboles y vuelvo a la luz para meterme en otro tramo en penumbra y así. Entre tramo y tramo me sumerjo en mares de pensamientos que cambian su oleaje según la cantidad de luz o la falta de la misma. Es una situación bastante simpática pero a la vez un poco atormentante.
Mis pasos se detienen ante un par de puertas. Llamo para ser atendida y una voz monótona me atiende y me hace pasar.
¿Escaleras o ascensor? Da lo mismo, son solo cuatro pisos, pero escojo el ascensor porque el palier me resulta muy agradable y...hoy es uno de esos días en que mis pies son torpes y gustan de hacerme caer.
Uno, dos, tres y cuatro. Abro la puerta, un plato con frutas impresionistas me adentran en mis ojos y en lo último que queda de luz veo un banco de madera que podría ser victoriano o tal vez no. Si mal no recuerdo, el respaldo de aquel tiene la imagen de unas mujeres corriendo con un ciervo en el mas encantador de los claros en el más irreal de los bosques en el más maravilloso de los...
De repente la puerta se abre. Una luz proveniente de la casa dibuja un camino y yo me sobresalto. Por suerte nadie me pregunta qué hago en la oscuridad imaginando o tal vez viendo realmente algo...o nada ¿quién sabe?
Me invitan a pasar. Me piden mi abrigo, me preguntan si tengo frío, si llegué bien y otras formalidades que hoy ya no se ven tanto.
- El señor pronto vendrá a recibirla, pase por aqui ¿Quiere algo de tomar?
- No, gracias.
- ¿Segura? Cualquier cosa me avisa ¿si?
Yo sé que la mayor parte de las veces hago las cosas sin estar muy segura de lo que hago y no del todo convencida, pero en cuanto a estas cosas un poco más pequeñas (pero no menos importantes) puedo manejarme con soltura...aunque ya no sé qué es la soltura o qué no lo es o siquiera si la seguridad en cuanto a algo o la misma nada existe.
Inspecciono la habitación. No es la primera vez que la recurro, pero nunca deja de encantarme. Ahí está la reina en su propio marco, a veces me gustaría haberla conocido, otras no. Los adornos de gansos, pastoras con sus ovejas, jóvenes montados a caballo y ciervos correteando por siempre en la misma posición, parecerían sonreirme. Me dejó caer en uno de los sillones no muy lejano a la reina y su campo de porcelana y cristal y me dedico a mirar un piano que se dedica a dormitar de pie.
Escucho una puerta abrirse. No escucho pasos y luego de algo que no llega a ser tan grande como un rato ni tan pequeño como una fracción de segundo, una mano se posa sobre mi hombro. Yo no me asusto pero sí me conmuevo. Me incorporo y saludo.
- Perdón por la espera.
- Está bien,no hace falta que te excuses.
- No iba a hacerlo.
Se sienta frente a mi, me hace las mismas preguntas que los otros, me pregunta otras originalidades y pronto se dirige al grano.
- Bueno ¿qué puedo hacer por tu persona? ¿surgió algún nuevo escándalo? ¿ necesitas salir sin quemarte los pies, sin perder la cabeza? ¿otro final feliz tal vez?
- Ja! Si de esos yo tengo muchos ya! De nada ya me sirve salir por una puerta, ventana o techo. Yo sola puedo facilitarme eso, digo, ¿no es siempre lo que hago?
El asintió y entendió lo que vendría después por lo que se recostó sobre el respaldo y se dispuso a escucharme con tranquila atención.
- ...Entonces me pregunté qué sentido tenía todo. Está bien, yo siempre me pregunto lo mismo y termino sacando las mismas conclusiones, pero no voy a volver con eso. De nuevo me pregunté y pregunté en serio qué sentido tenía todo. Ya no es una cuestión de paciencia, ya no es una cuestión de tal vez ser benevolente, dejarse enfríar, infectar tanto la herida o el hueso roto que no se termina sintiendo nada...porque bien sabes que un extasis de dolor profundo siempre termina trayendo un sueño más que profundo, como si la piel, el hueso, los nervios no quisieran sentir más y solo se dejan morir de dolor o mejor dicho, de desesperación.
Bueno, yo no vine a darte una clase de anatomía sentimental, mental o espiritual. Pero ¿por qué tiene que ser así? digo, ¿por qué uno tiene que someterse a eso? ¿solo por ser diferente y verdaderamente diferente? ¿porque a este condenado mundo común o realidad compartida con extraños, es un híbrido rencoroso y envidioso que no puede tolerar que venga a alguien a contradecirle abiertamente así nomás? A mi eso ya no me importa, será que me cansé, que mi mal catalogada poca paciencia se terminó o como todos dicen ahora "me desmoralicé y ahora soy un monstruo".
Monstruo o no monstruo, la situación es la siguiente: Voy a seguir sobreponiendo mi mundillo paralelo con sus normas, valores y propósitos por encima de este. Pero bien sabemos que el último no me deja y como no me deja y para colmo tiene la osadía de venir a ultrajarme una y mil veces y tirándole margaritas a los cerdos, yo voy a marchitar esas margaritas y a los cerdos convertirlos en la atracción principal de algún banquete pagano.
Pero no me malinterpretes, no. No voy a sumarme a esa bolsa de infelices que descargan su patética ira y patéticos ideales (o mejor catalogarlos de nulos) en el primero que pasa o en el más débil que encuentran. A mi no me interesan los blancos ocasionales, eso sería conformarme con lo primero que se me presente en frente. Yo quiero algo específico, yo odio deber y que se me deba, entonces yo voy a ir saldando cuentas y dejando todo en limpio...
-Interesante. Bueno, me parece maravilloso y hasta divertido.
-No se trata de diversiones, eso es lo mismo que hacen los otros, ya te dije que quería hacer algo nuevo.
-Bueno, bueno ¿y cómo vas a hacerlo?
-Levantando un solo dedo, como es debido de alguien en mi posición.
-¿Cuál es aquella posición?
- La de alguien que puede hacer algo maravilloso sin tanto esfuerzo y de manera natural como también puede destruirlo hasta que no quede nada. Por eso voy a hacer las visitas de a una y no a la vez.
- ¿Podría ofrecerte algo de tomar?
- Sí
- ¿Qué podría ser eso?
- Un vaso con agua.

3 comentarios:

Camilo dijo...

me parece que estas perdiendo la cordura de a poco.... :p

saludos, vick!

Anónimo dijo...

Ese príncipe sabe vivir con confort y elegancia. Bien ahi. Ahora, ¿es príncipe de dónde? Para saber nomás.


Saludos!
K

Moira dijo...

Hola, soy Moira, no sé si te acordás de mí, pero nos conocimos en un bar donde tocó Nicolás con La Magnética... entonces me pasaste la dirección de tu blog, y acá estoy, aunque después de mucho tiempo, claro...
Me gusta cómo escribís.

Bueno, pasá por mi blog, así lo conocés y nos comunicamos...

Saludos,
Moira