miércoles, febrero 06, 2008

El cambio, el mundo

Entonces llegué a la conclusión de no seguir peleando por algo que no me pertenecía, por algo que nunca iba a ser mio, por un mundo en el que nunca iba a existir.
El pasar de los meses con sus días, mis gritos desgarradores, mis ilusiones hechas añicos,mi moral aplastada, mi silencioso sufrimiento.
"Buenos días burguesa!"
"Buenos días pena, yo sé que viniste a hacerme compañia hoy como ayer y como mañana"
El mundo no lo sabe, el mundo jamás lo supo y no creo contárselo tampoco...el mundo vió mi uniforme como siempre impecable, el mundo me vió derecha y con una sonrisa pese a caminar sobre cristales rotos,almas rotas y sueños rotos.
¿Por qué la burguesa se enferma? ¿ Por qué la burguesa llora y grita por las noches en la compañía de un completo extraño ocasional? ¿Por qué la burguesa no es más que una figura pálida y perdida en los mares urbanos de todos los dias con sus noches?
El mundo no sabe que a su vez yo poseo un mundo,una fortaleza,un castillo o un simple jardín oculto donde todos mis pensamientos y lo que hace a mi ánima van a vivir al abrigo del otro, el mundo compartido que es de todos y de nadie al mismo tiempo.
Mi aliado ya no era mi aliado y tampoco como enemigo me era fiel, aún como enemigo me mentía, aún como enemigo me ignoraba, aún como enemigo me denigraba.
La compañía del príncipe y sus consejos. La protección y cuidados del mismo quien me buscaba finales felices en los cuales incluirme y disfrazar o entretener mi dolor con placebos y analgésicos existenciales. El príncipe intentaba arracarme el dolor de raíz y no podía, yo no lo dejaba...yo quería seguir peleando por un sueño que no era mío...sin ejercitos, sin armadura, sin nada.
Morían los meses hostiles, pero seguía en mis waltzes febriles tirada en una cama sintonizando una abstracta calma de cuatro paredes y una ventana. Sueños, pesadillas, fantasmas, fantasías...el país de las hadas.
De alguna forma desperté y ya no sentía nada; Nada me dolía. Pregunté al príncipe si era alguna de sus artimanias para evitar que me derramara por el piso...pero el estaba tan desconcertado como yo.El estaba feliz por mi.
El cambio. El cielo era cielo con sus colores y matices, la tierra era tierra con sus formas y yo estaba ahi, yo era parte de todo eso y ningún fantasma falso o verdadero podría arrebatarme ese puesto que siempre había sido mio por hecho y derecho.
Los meses cálidos se tornaron dulces, el mundo paso a estar en mi manos, cuidaba de él, cuidaba de mi y a su vez cuidaba de otros y otros de mi sin reproches, sin reclamos.
Era una tarde de Diciembre, el príncipe y otros más estaban de visita cuando se oyó tocar la puerta y unos gritos enfurecidos. Fui a ver de qué se trataba...y ahi estaba, enrojecido pero cada vez más diminuto. Me preguntaba por qué, me exigía respuestas, me prometía cambios, me confesaba mentiras o verdades irrelevantes. Quería entrar.
Me tembló el alma. Miré en dirección de la tertulia que había interrumpido su diversión curiosa por saber qué pasaba, volví a mirarle a los ojos. No vi nada, no vi a nadie y mucho menos a mi misma: Eso era la verdad ¿ por qué negarla? ¿ por qué correr de ella?
Le dije que no. No le pedí disculpas ni me reí de su momentáneo dolor. Solo le dije que no y que no había lugar para él y que no valía la pena pelear inútilmente por lo que no existía.
No era un resentimiento, no era una venganza, era la verdad y no podía ocultarla.
"Quién era?"
"Alguien que se confundió de lugar."

No hay comentarios.: