Enfermedad IV: Pesadilla

En realidad ya estaba todo mejor.Todo había vuelto a la normalidad y como siempre fue todo una sobrereacción o simple exageración.

Estábamos los cinco o seis sentados (por algún motivo había alguien que desaparecía y reaparecía luego.Estaría haciendo cosas) como siempre,hablando las mismas cosas de siempre y haciendo lo mismo de siempre.La tranquila normalidad de un sábado a la noche antes del antro y todo ese griterío,que en rincones no tan recónditos de mi ser iba perdiendo su encanto a pasos agigantados.

Las vibraciones sonoras iban y venian,sus palabras otra vez pasaban a minimizarse a simples y sordos ruidos que cuando no aturdían dejaban con la duda y al revés.Otra vez estaba mirando en la total abstracción desde mi ventana y viviendo a años luz por segundo.Todo normal.

En ese lapso de abstracción decidí incinerar un poco del vicio,solo para bajar a la realidad un poco o seguir la fachada de la normalidad.Me acordé del verano.Aquel verano que se hizo invierno en un abrir y cerrar de ojos y la estructura de hierro que luchaba por mantenerse en sus gastados simientos.Todo eso era demasiado dulce en estos momentos,tanto que empalagaba y me hacía dudar en ir a estrecharle la mano o reconstruir el campo minado.Es terrible cuando toda esa serie de dudas me invaden y me encuentro caminando con las manos en el techo y finjiendo no escuchar las preguntas de los curiosos (pero la realidad es que nunca pude escuchar nada realmente).

La llama,el gesto rápido y la apertura de puertas a la contaminación.Otros miles morirían hoy pero eso era cosa de todos los días o de lo primero que pudo registrar mi blanda mente en su momento.Era ser un autómata hecho y derecho.

Entonces lo sentí.La sensación estaba tan amplificada y era tan rápida que no pude hacer a tiempo a gritar o contener la compostura ¿Cómo poder hacer algo cuando eso ya lo había hecho todo y en menos que una quinta parte del tiempo real que le llevaría a cualquiera? El mundo terminó por oscurecerse y ahora era yo quien nadaba en el mar rojo pero no nadaba en realidad porque profundo no era (para nada) pero sí me ahogaba sin caer en la inconciencia.

Me acordé del abrazador invierno como si lo estuviera viviendo de nuevo.Aquel invierno me quemaba las entrañas hasta calcinarme.Había voces y esta vez sí había palabras pero no había de dónde salieran.Esta vez estaba sobre el campo minado estrechando manos con todo y todos.Esta vez ya no era otra versión mía en un planeta silencioso creador de pandemias y criaturas abstractas y hambrientas.Esta vez era yo en el primer plano del asunto y no escapándome por una ventana hacia un refugio que asegurara mi autodefensa hasta que las cosas se calmaran.La destrucción iba por dentro y por fuera ya se reflejaba.Las marcas en las muñecas reaparecieron y se volvieron a abrir dejando en libertad al elixir exquisito y traicionero ¿Pero era real todo aquello? Lo fuera o no se sentía como se sintió entonces solo que ahora se le sumaba el peso posterior y el revestimiento de la estructura de hierro.Ahora ya no faltaban ni sobraban piezas y funestamente ensamblaban todas a la perfección.No había arriba ni abajo y aquella desesperación y dolor mudo se hicieron un grito fuerte y agudo.La oscuridad se atomizó al abrir los ojos y salir de aquella,otra de mis irrealidades.Yo me sentí más viva que nunca.

-Blamberose Ov Shadydowns